Ya no hay excusa que valga para no fomentar entre los más jóvenes la adquisición de hábitos saludables, explicarles una enfermedad determinada y ofrecerles pautas para su control, o ayudarles al cumplimiento terapéutico sobre todo con tratamientos de larga duración.
Aparte de los folletos, las guías, las historietas, los cuentos, las hojas informativas o los manuales, por citar tan solo unos cuantos recursos, hoy día disponemos de divertidos, amenos y educativos medios audiovisuales tales como los vídeos o los juegos en línea. Estos últimos, con un formato que prima la interactividad, permiten experimentar y conocer mediante el juego los más diversos aspectos relacionados con la salud.

Dibujo hecho por Delfina Gutiérrez Caride* expresamente para esta bitácora
Ahora bien, ¿todos los materiales que se definen como “juegos en línea (para educar en salud)”, lo son en realidad? ¿Vienen acompañados de una presentación y de fichas pedagógicas? ¿Queda bien definida la mecánica del juego? ¿Como todo juego que se precie, crean, por ejemplo, un sistema de competencia que estimule la adquisición de conocimientos y un sistema de recompensa cuando se alcanza un logro determinado? ¿Consiguen influir y motivar a los usuarios para que logren los objetivos por los que han sido producidos? ¿Están adaptados al grupo de destinatarios para el que se han creado? ¿Son realmente una herramienta de apoyo para padres y educadores?
En entradas sucesivas, presentaré diversos juegos en línea dirigidos a niños y adolescentes, y comprobaremos si merecen adjudicarse la etiqueta que da título a este artículo.
*Delfina Gutiérrez Caride es filóloga de formación; actualmente trabaja como lexicógrafa en la Real Academia de Ingeniería, actividad que combina con su otra gran pasión, el dibujo.
Dirección para correspondencia: delphilology@gmail.com
Twitter: @delphilology
Blanca Mayor Serrano