¿Y por qué dedicar una entrada en una bitácora de estas características a un palabro, que, además de impronunciable, es propio de la terminología?, se preguntará el lector versado en esta disciplina.
La respuesta es simple. Porque —además de significar un proceso por el que los términos inicialmente de uso exclusivo entre los especialistas se incorporan a la lengua general como palabras ampliamente conocidas, e incluso vulgares— hace referencia a otro proceso cuyo conocimiento resulta de suma utilidad para aquellos que deseen dedicarse a la divulgación en general, y a la promoción de la salud y la educación médico-sanitaria en particular.
Olga Campos lo define del siguiente modo:
[...] fenómeno formal, comunicativo y cognitivo que se manifiesta a través de una serie de procedimientos relacionados con el tratamiento de las unidades léxicas especializadas y centrados en garantizar la accesibilidad de un texto especializado a unos destinatarios no expertos.
Y es que el lenguaje de la medicina es de una densidad y complejidad asombrosa, y no es tarea fácil elaborar materiales de forma clara e inteligible para el profano sin perder rigor científico. El fenómeno de la desterminologización nos proporciona, pues, una serie de procedimientos o elementos metacomunicativos* destinados a facilitar al destinatario la recepción de la información transmitida, el acceso, sin opacidades, al contenido, y a asegurar la eficacia de la comunicación. Veamos unos cuantos ejemplos:
• La insulina es como una llave que abre las puertas de las células de nuestro organismo para dejar pasar a la glucosa.
La explicación, la definición, la introducción de nuevos términos, la información acerca de determinadas denominaciones, estrategias de base analógica como ejemplos, comparaciones y metáforas son, en definitiva, algunos de los mecanismos a disposición de los redactores que aspiren a garantizar la eficacia comunicativa en los materiales dirigidos al público en general, al hablante no especialista, lo que redundará, sin duda, en la alfabetización en salud de la población.
* Remito al lector interesado en estos elementos a:
Mayor Serrano M.ªB. (2003). Elementos metacomunicativos en el artículo de divulgación médica (inglés-español) e implicaciones didácticas para la formación de traductores. Ibérica, 6: 89-107.
Mayor Serrano M.ªB. (2005). Análisis contrastivo (inglés-español) de la clase de texto “folleto de salud” e implicaciones didácticas para la formación de traductores médicos. Panace@ 6(20): 132-141.
Mayor Serrano M.ªB. (2008): Cómo elaborar folletos de salud destinados a los pacientes. Cuadernos de la Fundación Dr.
Antonio Esteve, nº 14. Barcelona: Esteve.
Mayor Serrano M.ªB. (2013). La historieta como instrumento para la divulgación médico-sanitaria. Aspectos pragmalingüísticos. Translation Journal, 17(2).